viernes, junio 27, 2014

Tiempo




















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Tiempo por Bárbara Letelier se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.
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Manifiesto I de una mamona común

Quiero quiero quiero a-h-o-r-a

Quiero un grito y un beso y una lágrima
que me agarre las nalgas
que me empuje
que me obligue

Que se venga
hacia mí, conmigo y para mí.

Que se le acabe el aire tratando de seguirme el ritmo
que se pegue en la cabeza tratando de entender cómo funciona la mía
Que comamos porquería sin contar las calorías
tendremos toda la noche para bajarlas, renacuajo danzarín.

Que llegue antes
que se le caiga la mandíbula mirando la aureola de mis pechos
que llame ebrio a las 4 de la mañana para que toque a su puerta, mojada por la lluvia de invierno.
que me odie a ratos
que me bese sin ganas

Quiero darle vergüenza
que no me quiera presentar a sus amigos
que me esconda a veces
y pelear por lo desconsiderado que es

Quiero que siga siendo el cabrón que conocí
el huevón insoportable del que me enamoré
que no haya nadie entre medio
que estén todos para vernos
envidiar y ser envidiados
que él guarde los platos en un mueble y yo cambiárselos

Recordarle que tiene la cabeza en cualquier sitio menos aquí
Recordarme que lo conocí así que tengo que bancármelo
Hacer cosas que dije que no haría
y plancharle la camisa para que duerma 15 minutos más.

Irnos buscando mejores horizontes
escribirnos chuchadas
Tener un perro que se llame Droga
No tener ropa limpia
Hacer el aseo una vez a la semana por falta de tiempo
quedarnos dormidos con la ventana abierta.


Quiero quiero quiero a-h-o-r-a
Todo lo que tenga para darme
que me siga siendo tan imprescindible como hoy
ser adicta a él ni más ni menos que ahora mismo
que me caiga igual de mal de como me cae ahora
que no lo soporte a ratos, como a todos
y hacerme la huevona como con ninguno hago

Que no me pueda decir que no
que no me cumpla las promesas
que haga todo lo que digo

Que me acompañe a esas cursilerías que me cargan;
matrimonios, bautizos, cumpleaños
Emborracharnos y bailar para disfrutar ya que estamos ahí

Ir a moteles, plazas y cerros
Playas, patios y bosques
Volar y caer
arriba o abajo
pintarle la cara mientras duerme y sacarle fotos y chantajearlo
Vendarle los ojos y las manos y las piernas
Que no tengamos más que comer que fideos blancos
que nos corten la luz
verlo llorar y no soportarlo
hacer mapas en su piel
y recorrer de nuevo los ya hechos
que no tenga que decirlo y lo esté haciendo
que me de órdenes y me coma mis palabras haciéndole caso
Pensar nombres pa' los retoños
Venir de acá para allá de vez en cuando
reírnos del pasado sin nosotros

Seguir esperándonos...
y seguir queriendo
queriendo
y queriendo

ahora.




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Mañamañaña

Sería estúpido e incluso de poca monta que yo siguiera pensando, respirando e incluso caminando igual que hace tres años.
Y es precisamente que las cosas ya no son lo que fueron (gracias al cielo nublado del invierno actual) porque ya basta de cantidad: estamos en la etapa de la calidá'.
Es terrible darse cuenta, pero la verdad es que una se va poniendo vieja y las mañitas de los años empiezan a aparecer (y son descaradamente seductoras, por lo demás, porque se encargan de tenernos las pantuflas en la posición precisa para que nosotros, con el menor esfuerzo que nos sea posible, introduzcamos nuestros virginales pies en esos cómodos paraísos calzables, además de ofrecernos todo tipo de comodidades y tentaciones)
El que no tenga una mañita después de los 17 (a los que no me interesa volver, gracias... no, la ¡canción no me convencerá!) que lance la primera piedra.
Así están las cosas, bien claro y preciso: si no le gustó mi mañita (linda, linda mañita) pues lo invito cordialmente a que me haga un mejor ofrecimiento.
Una mañita saca a otra mañita. Mi naturaleza fiel no me permite abandonar.
Para sacarse un amor, enamorarse de nuevo.
Probemos la suerte, en una de esas nos sorprendemos.
Pero una cosa (llamemosla cláusula del trato): considérese advertido de toda posible consecuencia, porque no hay peor realizador que el que no se hace cargo.


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En boca cerrada no entran...

Fue más fácil confiar en ti porque no te conozco
Eso te dio cierta credibilidad ante mí
obtuviste el privilegio de la duda

"m'ija, nunca le pida a alguien más de lo que pueda darle porque la que va a salir perdiendo es ustéh'..."

No le pida a las bebidas de fantasía que tengan sabor a fruta, ni a las light que sean tan sabrosas como aquellas que tienen exceso de azúcar. No espere que la micro pase justo cuando llegue usted al paradero ni que el político cumpla con lo prometido.
No se haga partícipe de esa burla.

Méh, no soy tan prejuiciosa como pensé/me dijeron.

Si va a decir algo

¡Juegue!


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Saqué cuentas

Esto no podría demostrar mejor qué es lo que se siente.
Esas ganas incontrolables de hacer muestras de afecto frente a una pantalla me han llevado a ridiculizarme sin arrugar ni mi frente (que está poblada de algunas rayitas que ya no borraré).
Lo idiota que me siento tratando de ligar las ideas con palabras para públicamente asumir que estoy perdida y que no tengo remedio.
Ya es demasiado tarde para arrepentimientos (aunque en realidad no hay ninguno).
¿Qué se siente?
Esto. Este intento estúpido de ir a acostarme tranquila, de ocupar mi tiempo en otra cosa, de parecer algo más que sólo el pedazo de carne en el que me he transformado, de dejar de estremecerme a cada segundo con cada una de esas ideas, de parecer menos vulnerable ante esto que se siente.

¿Que lo compare con otra cosa?
Vuélvete loco, anda a darte una vuelta y tomate un cafecito.
No tiene comparación alguna, es completamente inexplicable e incomparable, no tiene igual ni similar.

¿Que lo olvide?
No pienso
Ni quiero.
Por algo lo estoy ventilando descaradamente.

Porque esto, señores
Yo se los recomiendo
Y si el precio es muy alto, pues no importa porque yo estuve dispuesta a pagarlo y aún estoy dispuesta a seguir debiendo en la cuenta y con eso (y todo) se lo sigo recomendando.

¿Le cuento?
Me voy a dormir (no, aún no tranquila, para eso falta un poco, poquito)

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Ay, la ansiedad (fea, fea ansiedad)

Impulsarme despacito en tu empeine para acercarme más a tu cuello. Colgarme de él como un pequeño simio y balancearme hasta que mis manos hagan contacto con el tórax. Ahí sacar las armas blancas (o los dientes) para tironearte con ellos la parte baja de la oreja (izquierda).

Reírme.

Cerrar los ojos tuyos y míos con un soplo, pedirte que dejes pasar los minutos porque esta vez no importa.
Bajar como una araña por tu espalda y verificar si (como algunos otros) tienes dos hoyuelos antes de las nalgas. Toquetear con los dedos despacito, como por un piano, aleatoriamente.

Son-reírme.

Abrir las piernas como tijeras carnívoras, saltarte encima como a un caballo, sin errores ni caídas.
Acomodarme a tu forma y encajar como gelatina en su molde, promediar nuestras temperaturas.
Mirarte cada poro dispuesto a sudar la gota gorda, mirarte las pestañas, las cejas y la barba.

Son-rojarme/reírme.

Intentar esconder mi cara de esos ojos, escaparme de ti en ti mismo, bajo tu brazo, encontrarme con tu mano en posición de ataque y seguir huyendo de esas cosquillitas infalibles.
Huir. Salirme de ahí y correr hasta el vértice opuesto a ti, no encontrar salida.
Ser estrujada por tus brazos.
Mirarte otra vez de frente, como niña chica llena de miedo (de nuevo).

Son-rojarme.

Besarte, succionarte el tiempo que perdí sin ti, beber de la cicuta a labio partido.
Abrazar con cada extremidad una sección distinta de tu carne y ser llevada por la corriente, aunque sea la tuya, a donde estimes conveniente.


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Ideas sobre la (in)consecuencia

- Hasta donde yo tengo entendido, la democracia es libertad.
En un país donde los demócratas me critican porque creo que elegir no votar es parte de mi libertad, me hace pensar que los demócratas dejan mucho que desear.

- ¿Por qué niñitas católicas (declaradas católicas, persignadas, confirmadas y orgullosas) se hacen abortos?

- ¿Por qué los que más pecan van a misa los domingos?

- ¿Por qué los homosexuales se declaran católicos?

- ¿Para qué se comprometen los infieles?

- ¿Por qué el comunismo es tan fascista?

- Yo sé que hay gente del CONACE que fuma marihuana.

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Si cree que digo la verdad, lea de nuevo.

Soy curiosa, metida, copuchenta, prejuiciosa hasta la médula (tanto para bien como para mal) y lo disfruto, soy desconfiada, ando buscando una razón para no creerte nada, creo tener una autoridad que no he poseído jamás y tengo patrones para discriminar la estupidez. Pero nunca tan a la ligera, digamos que en la vida se aprende a porrazos.
Sé lo que tengo y lo que no. Más claro echarle agua.
No pongo las manos al fuego por nadie, ni por mí y no tengo fe.
Aprovecho hasta el último segundo que me queda y soy sumamente autoreferente.
La histeria tiene que escaparse por alguno de mis poros, ¿qué esperaban?
Porque esto es pura histeria, de la buena.
Me indigna hasta el más mínimo signo de injusticia (sobre todo la ignorante) y quisiera poder hacer algo más al respecto.
No tengo filtro, soy chucheta, asumida, cara'e raja, picá a chora y dinamita. Me hierve la sangre hasta con un guiño de incomodidad y no puedo controlar la ira adentro de mi cuerpo. Se me deforma la cara de la rabia con una facilidad que parece absurda y a veces creo que eso me mata de a poquito.
Cuando amo, va en serio, me comprometo en una causa. Tengo problemas con la autoridad y tengo un instinto rebelde. Soy idealista, pero realista. Soy tan racional que a veces no puedo hacer lo que quiero (o lo que dice mi corazón, si quiere algo más cliché). Soy neurótica, vivo inconforme, siempre creo que hay algo mejor y por eso mismo tengo un alma ambiciosa.
Creo que puedo hacerlo todo, aunque realmente no pueda. Toda la confianza que no tengo en el resto la tengo en mí y por eso mismo a veces me defraudo.
Nunca sufro más de lo estrictamente necesario por algo o por alguien y doy vuelta la página rápido.
Suelo ser extrañamente positiva, considerando mi personalidad.
Soy la psicóloga de todos mis amigos, la que da los consejos, la que nunca quiere tener la responsabilidad y termino haciéndome cargo de todo. Soy la amiga que mis amigas ocupan para pedir permiso, la que cuando va para sus casas se sienta a conversar con sus madres, la que hace tarjetas para los cumpleaños y que a veces no duerme para hacer un regalo. Soy de las que un día feriado se levanta temprano para estudiar, de las que le ponen su toque personal a todo.
Odio las vacaciones excesivas, trabajo mejor bajo presión y por eso cuando tengo tiempo libre soy tan poco eficiente. Evito a la gente, a los encuentros, a las fiestas sin sentido, evito llorar lo más que puedo y cuento segundos, minutos y horas.
Planifico casi todo lo que hago y ese es mi signo más neurótico.


Y muchas veces, hago tanto menos de lo que creen o digo que hago.



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Empezar.

Comienzo...
Sin imágen más que la palabra misma en todo su esplendor romántico.
No gozo ahora mismo de la capacidad que quisiera para expresar lo interno y quizás éste no sea el mejor momento para escribir.
Pero he llegado a pensar que siempre es buen momento para hacerlo.
No importa la mierda que salga de los dedos de uno...
No importa porque hay veces en que la mierda de uno es el tesoro del otro.
Y por eso, y nada más que por eso; es bueno escribir.
Es por eso que escribo sin imágenes, porque las imágenes se transforman en el patrón no deseado, inconscientemente, al escribir. No digo que no me gusten las imágenes, son buenas cuando quiero distraerme de lo que realmente quiero decir.
Porque la imagen vale más que mil palabras dicen, y en este caso no quiero que nadie las opaque.
Porque amo la fotografía y la palabra; me gustan juntas, pero separadas son más definitivas y reflexivas.
No pretendo introducir al lector en algo netamente mío.
Sería como delatar mis perspectivas y son más hermosas dentro de mí, porque afuera dejan de ser mías y no quiero perderlas.
Tampoco anhelo perder al lector que invierte su tiempo en estas líneas y por eso mismo y sin más rodeos me presento... para escribir lo que no puedo decir y lo que sí puedo compartir.



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Partida.

Lo más largo y doloroso no fue el diálogo tenso, tu mirada perdida, la rabia en mis palabras. No fue el frío de la noche ni las gotas que caían del cielo. No fue tu silencio ni mi bla bla.
Lo más largo y doloroso fue después de esos tres pasos hasta que no te vi más.
Esos tres pasos en dos segundo que se sintieron como ladrones de diez y ocho meses.
Fue como si te llevaras nuestra historia y me la arrancaras de adentro.
Lo más doloroso fue tu partida y cómo te mezclabas con la oscuridad.
Ya no hay lugar ni momento.
Ya no hay nosotros... ¿o sí?




"Si alguna vez he dado más de lo que tengo
me han dado algunas veces más de lo que doy
se me ha olvidado ya el lugar de donde vengo
y puede que no exista el sitio a donde voy..."


" Tus pies bailan un tango con mi pasado
tus cejas con las rejas de una prisión
tus labios son el fuego por duplicado
tu olvido es un descuido de mi pasión.

Tu cuello es una rama para colgarse
tu mente un crucigrama sin terminar
tu ombligo anda buscando dónde ocultarse
tu boca es un milagro de la humedad.

Tus ojos son dos gatos por los tejados
tu nuca un callejón al oscurecer
tu pelo es el más negro de los pecados
tus dientes son agentes de Lucifer...

Hembra y señora
que cada hora
cambia de piel,
golfa y decente
dulce serpiente
de cascabel,
flor de alquitrán,
lluvia que llueve,
besos con sal.

Tu lengua sale en todas mis pesadillas,
tus uñas acribillan mi corazón,
tus pechos dicen que eres una chiquilla,
tus muslos saben que eres mi perdición.

Tu piel es una patria para mis manos,
tu vientre un desayuno con vino y pan,
por tu cintura sale el sol más temprano
y se mueve el verano cuando te vas.

Tu pubis es un delta de agua salada,
tu falda... la más corta de Chamberí,
tu risa es una lágrima equivocada,
tu cama se inventó para no dormir..."






He muerto hoy
pero no niego volver a nacer.





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sábado, marzo 22, 2008

Like a Rolling Stone.

He ido borrando de a poco tantas cosas los últimos días.
El problema de ir borrando es que, por razones emocionales vuelves a echar una miradita, una pincelada de nostalgia, y aparece, absolutamente cubierto de polvo, todo lo que bajo el tapete guardaba.

Cuando me han preguntado por qué, yo he respondido "porque él se merece algo mejor".
Y yo me merezco algo mejor.
De una vez se acabó el autodesprecio.
No me pidan más explicaciones.



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jueves, marzo 06, 2008

Yo vivo apagando las luces

Debilidad al contacto. Un frío lento que sube por la espalda y termina en la boca, mientras en la garganta se hincha una bolsa de plomo. El frío toma despacio el cuello, sube hasta la nuca, se cierran los ojos y el dolor empieza a sentirse. Una incertidumbre aventurera que parió la peor de las angustias, un miedo estremecedor.
Es una ansiedad que se come hasta los huesos y cualquier otro tipo de dolor, para establecer, en su conjunto, su total y casi divino estremecimiento.
Esas ganas de llorar por cualquier tontera, esa femineidad absurda y horrenda, como si las hormonas fueran las únicas culpables siendo que ni la regla te ha llegado (ni está cerca de llegarte).
¿Y qué saco con tratar de explicártelo, si en realidad no es siquiera ínfimamente necesario?
Tengo una rabia que me está matando, tengo una ira que me está destruyendo.
Me caigo a pedazos, señores.

Pero me encargo solita de barrer mis mugres del suelo.



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